10 de septiembre de 2007

Los inicios del clásico San Lorenzo-Huracán

Al principio la cosa asomaba diferente: Huracán no era de Parque Patricios sino de Nueva Pompeya y San Lorenzo no se llamaba así sino Forzosos de Almagro. Después, los de Huracán devendrían en "quemeros", por el traslado de su cancha a un sitio cercano a la quema de basura, y los de San Lorenzo, en "cuervos", por el color negro de las sotanas en alusión al cura que los apadrina­ba. Entremedio se fueron desarrollando dos historias paralelas que sólo coincidían en el anhelo de imponerle al rival de la barriada un predominio futbolístico. Y decimos barriada sin en­trar en detalles, porque en los inicios del siglo XX los límites entre Nueva Pompeya y Almagro eran imprecisos. Es más, Boedo no existía como barrio autónomo (recién lo sería a partir de una Ordenanza Municipal de 1972); apenas era una calle de Almagro que busca­ba arrimarse al Puente Alsina.
Huracán había sido creado por alumnos del Colegio Luppi que jugaban a "la pelota" desde unos años antes. Aquí surge una dificultad historiografíca: mientras algunos autores remontan al 25 de mayo de 1907 la fecha de fundación, otros -inclusive el propio club- la corren al 1° de noviembre de 1908. En lo que concuerdan los relatos es en el lugar de ubicación del solar primitivo: Cachi entre Traful y Ancaste; también en que el nombre adoptado originariamente fue Nueva Esperanza, el que de inmediato fue dejado de lado por el más varonil Hu­racán, pese a que el primer sello de goma con que contó la re­cién nacida institución signaba "Uracán". Jorge Newbery, pionero de nuestra aviación y gloria nacional, sería para la entidad un verdadero tutor, al conseguirle un permiso municipal para llevar el campo de juego a la calle Almafuerte frente al Parque Patricios. A la sazón fue nombrado socio honorario, por lo que autorizó a usar como distintivo del club un dibujo del globo aerostático que lo había inmortalizado.
A su vez los Forzosos de Almagro, quienes peloteaban en la calle hasta que uno de ellos cayó bajo las ruedas de un tranvía de la línea 27, obtuvieron permiso del padre Massa -que había presenciado la escena del accidente-, para jugar en los terrenos conti­guos a la capilla de San Antonio, en México entre Quintino Bocayuva y Treinta y Tres Orientales. En agradeci­miento, los muchachos bautizaron al club que estaba surgiendo con el nombre de pila del cura benefactor, más la adición del "de Almagro", por razones obvias, y el "San" que también pretendía honrar al cura, homenaje que éste declinó en favor del auténtico santo de su mismo nombre, uno de los primeros mártires de la Igle­sia. El 1° de abril de 1908 se formalizaba la fundación.
Desde su nacimiento hasta 1912, Huracán actuó en ligas independientes, por ejemplo, la Liga 43 y la Asociación Angloargentina. Pero en 1913 logró afiliarse a la Asociación Argentina, inscribiendo un equipo en la división intermedia (categoría entre pri­mera y segunda que se había creado por ese tiempo) y al derro­tar a Gimnasia y Esgrima de Flores en la final, alcanzó el ascenso a primera división. De modo que a partir de 1914 jugó en esta categoría, y el 2 de agosto de ese año inauguró su nuevo predio en Chiclana y Avenida La Plata venciendo a River Plate por 1-0.
Por su parte, San Lorenzo intervino en la Liga de Don Bosco durante 1909 y 1910, pero después decayó su actividad al extremo de que, en 1912, el club virtualmente se extinguió. La reconstruc­ción se produjo en noviembre de 1913 como producto de la añoranza de sus fundadores. Poniéndose en marcha nuevamente, alquila­ron una cancha en la localidad de Martínez, y en 1914 consiguie­ron anotar un equipo en la segunda división de la Asociación Argentina. El cuadro conquistó el campeonato de esta categoría, en tanto Honor y Patria ganaba el de intermedia y adquiría el derecho de ascender a primera. Pero, por una absurda decisión de la Asociación Argentina, Honor y Patria tuvo que revalidar su dere­cho venciendo al campeón de segunda. No pudo: el 1° de enero de 1915, San Lorenzo triunfó 3-0 y trepó a primera división relegan­do al club de Bernal, el que tuvo que esperar hasta 1929 para lograr el ascenso, aunque sólo se mantuvo en primera división durante 1930.


Así pues, Huracán y San Lorenzo en primera desde 1914 y 1915 respectivamente, chocaron oficialmente por primera vez el 24 de octubre de 1915 en la cancha de Ferrocarril Oeste, en donde, actuando como local, San Lorenzo ganó por 3-1 con dos goles de Perazzo y uno de Xarau, mientras que el gol de Huracán lo convirtió Laguna. Esa jornada, San Lorenzo formó con J. Coll; A. Coll y De Campo; J. Monti, F. Monti y Romeo; Perazzo, Etchegaray, Xarau, Urio y Gianella. Por su parte, Huracán alineó a Blanco; Alberti y Palacio; Fontana, Bassadone y Carabelli; Acevedo, Salvarredi, Laguna, Abbatángelo y Caldera.
Desde ese histórico día hasta el final del amateurismo en 1930, juga­ron entre sí 8 veces, de las cuales San Lorenzo triunfó en 5, Huracán en 1 y empataron las 2 restantes. No fueron tantos los enfrentamientos porque en 1919, al producirse la segunda escisión del fútbol ar­gentino, Huracán permaneció en la Asociación Argentina y San Lo­renzo pasó como club disidente a la Asociación Amateurs. Durante este período que perduró hasta 1926 inclusive, Huracán salió campeón en 1921, 1922 y 1925 y ganó la Copa Ibarguren en 1922 y 1925, mientras que San Lorenzo fue campeón en 1923 y1924. Cuando las asociaciones se unificaron bajo el nombre de Asociación Amateur Argentina, San Lorenzo logró el Campeonato y la Copa Aldao en 1927 y Huracán fue campeón en 1928.


San Lorenzo inauguró en 1916 la cancha de Avenida La Plata, que mantuvo hasta 1980. Huracán, a su vez, se trasladó a Amancio Alcorta y Luna en 1921. El comienzo del profesionalismo fue inflamando más abiertamente la rivalidad. Cada uno fue creciendo con características propias, aunque San Lorenzo alcanzaría mayor vuelo fut­bolístico en cuanto a resultados. La suspicacia de aquellos tiempos rumoreaba que recibía favores del poder político y que contaba con el padrinazgo del puntero radical Pedro Bidegain, en tanto que Huracán apenas tenía el apoyo del caudillo sanjuanino Aldo Cantoni. Más allá de estos rumores, en el imaginario popular San Lorenzo se­guía siendo el club de los chicos del colegio de curas, mientras que Huracán era el de los "cirujas". Han transcurrido muchos años y han cambiado las circunstancias, sin embargo continúan siendo "cuervos" y "quemeros” plenamente asumidos por sus simpatizantes hoy en día.