20 de septiembre de 2007

Los palíndromos de Juan Filloy

Juan Filloy fue un escritor argentino nacido en Córdoba el 1° de agosto de 1894, de madre francesa y padre español, que compartió la vida y el trabajo con sus seis hermanos en el negocio de ramos generales de su padre, hasta que consiguió el título de abogado en la Universidad Nacional de Córdoba. De joven fue también dibujante caricaturista y fundador en 1913 (aunque jamás jugó al fútbol) del popular Club Talleres de Córdoba, entidad que llegó a presidir. También participó de la fundación del Golf Club y del Museo de Bellas Artes, ambos de Río Cuarto. En 1918 tuvo una activa participación en la Reforma Universitaria y, años más tarde, fue miembro de la Federación Argentina de Box y dirigió combates de Luis Angel Firpo.
A partir de 1931 comenzó a publicar sus obras en ediciones privadas, pero después de sus primeras siete obras -"Periplo" (1931), "¡Estafen!" (1932), "Balumba"  (1933), "Op Oloop" (1934), "Aquende" (1936), "Caterva" (1937) y "Finesse" (1939)-, y debido a su labor como magistrado, se mantuvo casi treinta años sin publicar (de 1939 a 1967), aunque no dejó de escribir ni un solo día. Entre 1967 y 1973 aparecieron sus tres novelas más conocidas en una importante editorial porteña, "Karcino", "Caterva" y "La Potra", y desde 1973 en adelante volvió a su costumbre de publicar ediciones de autor.
Entre sus características como escritor podemos mencionar la costumbre de utilizar siempre siete letras en todos los títulos de sus libros -"Ignitus", "Yo, yo y yo", "Gentuza", "Usaland", "Vil & Vil", "Tal cual", "La purga", "Elegías", "Sexamor", etc.- salvo en "Los Ochoa que, naturalmente, tiene ocho. También su afición por los palíndromos, de los que ha publicado más de ocho mil. Los palíndromos son palabras o frases que pueden leerse igual de izquierda a derecha, que de derecha a izquierda. La palabra proviene del griego: "palin" otra vez, "dromos" carrera. Los primeros palíndromos conocidos se le atribuyen al poeta griego Sótades (Siglo III a.C.). En el Cancionero titulado "Sarao de amor" escrito por Juan de Timoneda (1490-1583) en el Siglo XVI, se encuentra un curioso palíndromo: "Ola moro moro malo. No tardes y sed ratón. No deseo ese don".
En la primera parte de "Karcino" -"Tratado de palíndromía"-, Filloy repasa la historia y el origen de los palíndromos y desarrolla toda una teoría palindrómica en la que opina, entre otras cosas, que la palindromía es un saludable quehacer lúdico. "Su falta de obligatoriedad y su carencia de beneficios ennoblecen su nadería de regocijo incoercible -dice Filloy-. Es una poesía que se complace en el propio esfuerzo creador y en la alegría del éxito logrado. Descubrir es una de las funciones más dignas del entendimiento humano".


Algunos de sus palíndromos son los siguientes:

Acaso hubo búhos acá.
Adán y raza, azar y nada.
Allí va Ramón y no maravilla.
Al reparto, otra perla.
Amad a la dama.
Amada dama.
A Mercedes ese de crema.
Amargor pleno con el programa.
Amigo, no gima.
Amó la paloma.
Amo la pacífica paloma.
Amor a Roma.
Ana lava lana.
Ana lleva al oso la avellana.
Ana lleva nenes al abad, al reconocerla, dábala Senén avellana.
Anás usó tu auto, Susana.
Anita lava la tina.
Anita, la gorda lagartona, no traga la droga latina.
Anita patina.
A ruda metralla he de hallarte madura.Así le ama Elisa.
Así mal oirá Sor Rosario la misa.
Así Ramona va, no Marisa.
A sor Paloma Fidel le difamó la prosa.
A su margen negra musa.
Atale, demoníaco Caín, o me delata.
Atar a la rata.
Ateo por Arabia iba raro poeta.De cera pareced.
Echele leche.
Edipo lo pide.
Ella te dará detalle.
Ese bello sol le bese.
Eso lo dirá mi marido, lo sé.
Eva usaba rimel y le miraba suave.
Isaac no ronca así.
La moral, claro, mal.
La ruta natural.
La ruta nos aportó otro paso natural.
Le avisará Sara si va él.
Le vino dote de todo nivel.
Luz azul.

No bajará Sara el jabón.
Nos ideó Edison.
No traces en ese cartón.
Obeso, lo sé: sólo sebo.
Odolor o lodo.
Oír a Darío.
Oirás orar a Rosario.
¡Ojo! corre poco perro cojo.
O rey o joyero.
Robaba oro a babor.
Roza las alas al azor.
Saca tú butacas.
Sale el as.
Salta Lenin el Atlas.Sarita Sosa es idónea en odiseas o sátiras.
Se es o no se es.
Se laminan animales.
Sí, lo sé Solís.
Si peca Hebe donde su sed no debe, hace pis…
Si tragar era gratis…
Sólo dí sol a los ídolos.
Sólo diseca la fe de falaces ídolos.
Sometamos o matemos.
Somos o no somos.
Sor Rebeca hace berros.
¡Sosa ya pagó su soga, payasos!
Subo tu autobús.
¡Y él alababa la ley!
Yo de lo mínimo le doy.


Para Juan José Arreola (1918-2001), narador, crítico y dramaturgo mexicano, los palíndromos son juegos de prestidigitación intelectual, juegos de palabras que tienen el misterio maravilloso de darnos un lenguaje nuevo: "el palíndromo obliga a unas condensaciones, a suprimir partículas a veces, hacer que sea un lenguaje muy condensado, muy estricto, y eso le da al palíndromo una especie de aire, de sentencia, de axioma, sobre todo de verdad categórica, aunque sea esa verdad categórica un disparate o un chiste". Por su parte, Daniel Samper (1945), cuentista, periodista y novelista colombiano escribió: "todos sabemos que el espejo no sólo refleja una realidad externa, sino que crea en si una realidad complementaria. Yo soy yo, más lo que diga mi espejo. Eso es el palíndromo: un espejo de palabras… son el aljibe oscuro en que nos asomamos a la otra cara de nosotros mismos".


Filloy fue una importante fuente de inspiración para otros escritores como Julio Cortázar (1914-1984), quien se refiere a su obra en "Rayuela" y en "La vuelta al día en ochenta mundos". Cortázar comienza su cuento "Lejana" con el siguiente palíndromo: "Atale, demoníaco Caín, o me delata". Trabajó durante sesenta años en el diario "El Pueblo", en donde escribía un artículo diario sobre actualidad, crítica teatral y arte. Murió mientras dormía la siesta, en la tarde del 15 de julio del 2000, pocos días antes de cumplir los ciento seis años de edad.