27 de septiembre de 2007

Los primeros pasos del fútbol en la Argentina

En la Argentina posterior a la caída de Rosas con la batalla de Caseros en 1852, el cambio de rumbo de la política nacional trajo aparejado un incremento de la inmigración. De 1857 a 1861 arribaron al país 645 británicos; de 1862 a 1871, 4.465; de 1872 a 1881, 9855 y de 1882 a 1891, 15.435. Este creciente aluvión proveniente de Gran Bretaña tuvo relación con la expansión del capital inglés en la Argentina, y repercutió hasta en las costumbres nativas incluso antes que otras corrientes inmigratorias más numerosas, al introducir entre otras cosas diversos deportes, el fútbol entre ellos. Esta influencia, que en principio parece un dato menor, fue radical con el correr de los años, al extremo de que el fútbol se convertiría en algo distintivo y privilegia­do en la vida cotidiana de la mayoría de los argentinos.
El arraigo entre la población natural fue paulatino. La primera aproximación a la novedad se dio en el puerto de Buenos Ai­res: al ser practicado por tripulantes bajados de los barcos británicos, era observado por curiosos que, a medida que iban com­prendiendo de qué se trataba ese juego rudimentario con una vejiga inflada y casi sin normas, hacían apuestas, lo asimilaban y dejaban de considerarlo asunto exclusivo de "ingleses locos". Pero seguía siendo un pasatiempo de marineros y marginados. Es que él fútbol reglado bajo las disposiciones de Cambridge, sólo se
empezó a ejercitar en colegios privados de habla inglesa -donde asistían los hijos de los altos funcionarios británicos del ferrocarril- y empresas comerciales de ese origen. Por eso, el común de las gentes se interesaba por las riñas de gallos, la pelota vasca y las carreras cuadreras.
Hacia mediados de 1860 existía un instituto que aglutinaba a los británicos que se entretenían con el cricket en la capital porteña: el Buenos Aires Cricket Club. Thomas Hogg, uno de sus miembros, abriéndose a otras actividades deportivas, se puso al corriente del reglamento de fútbol de la asociación que desde 1863 reglaba el juego en Londres y, junto con su hermano James y William Heald, fundó el Buenos Aires Football Club el 9 de mayo de 1867 en la calle Temple (hoy Viamonte) n° 38. La institu­ción, destinada a la promoción del fútbol únicamente, sería la decana de la Argentina y Sudamérica de tal tipo. Unos días des­pués, el 20 de junio de 1867, en las inmediaciones del actual Planetario de Palermo, se disputó el primer partido organizado, por lo menos el de más antigua data del que se posea constancia: se reunieron los asociados del recién creado club, y dividiéndo­se en dos bandos que se diferenciaban entre sí por sendas gorras blancas y rojas, jugaron un encuentro de ocho contra ocho en donde los hermanos Hogg participaban en un equipo y Heald en el otro. Por el equipo Blanco jugaron Thomas Hogg, James Hogg, W. Forrester, T.B. Smith, J.W. Bond, E.S. Smith, J. Rabsbottom y N.B. Smith. Por el equipo Colorado lo hicieron William Heald, T.R. Best, U. Smith, H.J. Barge, H. Willmont, R.M. Ramsay, J. Simpson y W. Boschetti. La formación de los Hogg venció por 4 a O, y la informa­ción del evento la brindó "The Standard", el diario que era publicado por la colectividad británica en Buenos Aires. El 29 de junio se enfrentaron de nuevo, esta vez diez contra diez, y el bando de James Hogg (su hermano Thomas no jugó ese día) volvió a triunfar, en esta ocasión por 3 a 1. Eran tiempos de la presidencia de Bartolomé Mitre, los trenes circulaban puntualmente, y el partido que habría de finalizar un rato después de pasar el último de la jornada, hizo que jugadores y público debieran regresar a pie a sus casas: el maquinista no quiso esperarlos a pesar del pedido que le hicieron. Al año si­guiente, el 3 de junio, el cuadro de los hermanos Hogg se con­frontó nuevamente con el de Heald: al ganar por 2 a 1, se constituyó en el primer "padre" futbolístico de la Argentina.
No obstante, el fútbol no se hallaba consolidado aún como de­porte, y así fue como el Buenos Aires Football Club desapareció en 1875. Un año antes, una asamblea de asociados había adoptado los reglamentos de la Rugby Football Union inglesa, lo que indi­ca a las claras que imperaba una gran confusión en cuanto a la modalidad del juego. En los diarios de la época no hay comenta­rios al respecto, ni siquiera crónicas, pero es probable que la mezcla de ambos deportes haya sido una constante. Hubo que aguardar hasta la década del 80 para que con la llegada de profesores oriundos de Gran Bretaña, Watson Hutton y Newell por caso, el fútbol argentino se organizara definitivamente de acuerdo a las reglas de la Football Association de Londres, al ser incorporado a los establecimientos educativos para alumnos de ascendencia británica como disciplina deportiva habitual. Alejandro Watson Hutton tuvo el mérito de reimplantar en la Argentina el fútbol que agonizaba por falta de conocimiento cabal del reglamento; Isaac Newell, el de difundirlo en Rosario y crear más tarde el club que llevaría su nombre.
Con el impulso de estos y otros pioneros, para 1890 practica­ban fútbol en forma continua el Saint Andrew's Scotch School, el Flores Collegiate School, el Flores English College, el Buenos Aires English High School, el Scotch School, además de clubes meramente deportivos, unos, o de empleados de firmas británicas, otros, como el Quilmes Rowers, el Old Caledonians, el Buenos Ai­res and Rosario Railways, el Saint John's Football Club y un Buenos Aires Football Club del que no existen evidencias que lo em­parienten con el de Thomas Hogg. Al ser la actividad deportiva pródiga en desafíos entre estos institutos, Alec Lamont, del Saint Andrew's, bregó por la organización de un campeonato en serio. De ahí a la fundación de una entidad que agrupara a todos los colegios y clubes, había solamente un paso.
Este paso, en efecto, se produjo en 1891, cuando representantes de las instituciones se unieron y le dieron vida a la Argentine Association Football League, con sede en la calle Buen Orden 1595, hoy demolida esquina de Bernardo de Irigoyen y Brasil. En su comisión directiva -su presidente fue un tal F.L. Wooley-, había miembros del Buenos Aires and Rosario Railways, del Old Caledonians, del Saint Andrew's, pero, significativamente, la entidad no contaba con la presencia del colegio de Watson Hutton, el Buenos Aires English High School, ni del Quilmes Rowers. Una vez conformada la asociación, se organizó el primer campeonato de la historia del fútbol argentino de lo que seguramente no se tenía conciencia, en el que participaron cinco equipos que jugaron todos contra todos, por puntos y a dos ruedas. De las instituciones concursantes, una era educacional (el Saint Andrew's Scotch School), dos simplemente deportivas (el Buenos Aires Football Club y el Belgrano Football Club) y dos correspondientes a empleados de empresas británicas (el Old Caledonians y el Buenos Aires and Rosario Railways). A poco de comenzado el torneo, sur­gieron dificultades económicas y administrativas, y a duras pe­nas se llegó a un final donde el Saint Andrew's igualó el primer puesto con el Old Caledonians. Dispuesto el desempate para determinar quién se quedaba con las medallas, Saint Andrew's venció por 3 a 1, por lo que con el tiempo fue considerado como el más antiguo campeón argentino.
La experiencia de 1891 había resultado poco convincente ante la escasez de apoyo de sus mismos integrantes. En consecuencia, al año siguiente no se disputó ningún campeonato, aunque sí se jugaron diversos partidos amistosos: la asociación presidida por Wooley se había disgregado de hecho. Empero en 1893, por gestio­nes de Watson Hutton secundado por Lamont, el 21 de febrero se creó una nueva Argentine Association Football League, la que to­mando los recaudos necesarios para no claudicar a mitad de cami­no, alcanzaría una extensa y fructífera existencia. Su sede se emplazó en Venezuela 1230 y el presidente de la comisión direc­tiva fue, naturalmente, Watson Hutton. Lamont redactó el regla­mento para la disputa de los torneos, en inglés, por supuesto. En el primer campeonato de la flamante asociación, jugado con idéntico sistema que el anterior, compitieron cinco equipos, cuatro debutantes (Lomas Athletic, Flores Athletic, Quilmes Rowers, English High School) y el Buenos Aires Railway, nuevo nom­bre del Buenos Aires and Rosario Railways. El campeón fue Lomas Athletic, que repetiría el título en 1894, 1895, 1897 y 1898.
La Argentine Association Football League modificó su denominación en 1903 bajo la presidencia de Chevallier Boutell, por el de Argentine Football Association. El año anterior había solici­tado la afiliación a la Football Association de Londres y ésta se la concedió en 1904, un mes antes de que en París se formara la FIFA, entidad a la que tanto los británicos como los argenti­nos no adherirían en un principio. Estos últimos lo harían apenas en 1912, quedando cancelada su afiliación en Londres.
Eran años de neto predominio de Alumni, nombre que había tomado el English High School luego de que una disposición de 1901 no les permitiera a los colegios participar con sus propios nombres en los campeonatos. Su fútbol era el más representativo de la época, lo que posibilitó que empezara a so­brepasar los ámbitos de la colectividad británica y, a la luz del interés que despertaba, fuera penetrando en estratos socia­les que habían sido indiferentes al novedoso deporte. Es así que por ese tiempo se fundaron la mayoría de los clubes, muchos de los cuales perduran hasta la actualidad, y al ser sus integrantes en general criollos, ya en 1905 presionaron para que la asociación castellanizara su denominación, los reglamentos se redactaran en castellano y en las asambleas se hablara... en castellano. También cambiaron otra costumbre: los ingleses, en el entretiempo tomaban té; los argentinos se hacían mate cocido.
Pero la consecución de este adelanto se pospondría unos años más, y un murmullo rebelde se hizo sostenido en los ámbitos que cuestiona­ban la autoridad de la vieja guardia. Mientras tanto, Alumni lo­graba hasta 1911 (su última participación) diez campeonatos, nueve con este nombre y el primero con el del colegio. Los años en que no lo hizo, los títulos fueron para Belgrano Athletic, su rival histórico.
El malestar que se había ido incubando por los discutidos manejos de la dirigencia hizo eclosión en 1912, a raíz de un entredicho entre el club Grimnasia y Esgrima de Buenos Aires y la asociación, lo que culminó en la primera escisión del fútbol argentino. De tal manera, desde esa fecha hasta 1914 inclusive, hubo dos campeona­tos por año paralelamente: el realizado por la Federación Argen­tina de Football, conformada por los clubes disidentes y conducida por Ricardo Aldao, y el de la vieja asociación, que ahora ha­bía modificado su nombre por el de Asociación Argentina de Football y era presidida por Hugo Wilson. Cabe destacar que para completar la cantidad de participantes en los torneos, varios clubes fue­ron ascendidos por decreto, tal los casos de Independiente y Bo­ca Juniors; en cambio, River Plate y Racing Club ya habían subi­do a primera división ganando los campeonatos de ascenso de 1908 y 1910 respectivamente. Racing Club sería el principal animador de la década del 10 al conseguir siete títulos consecutivos, y River Plate, quien le cortara la racha. Estos equipos ya estaban integrados por mayoría de nativos, pese a los nombres con reminiscencias inglesas de sus clubes.
La progresiva "nacionaliza­ción" del quehacer futbolístico era un hecho. Las desavenencias entre los clubes divergentes se fueron apa­ciguando y, en 1915, las dos entidades matrices se fusionaron ba­jo el mandato de Adolfo Orma, desapareciendo la Federación Argentina de Football. Sin embargo la unión duró poco, ya que en el año 1919, habiendo comenzado el campeonato, de nuevo estalló un cisma, esta vez más profundo por la cantidad y envergadura de los clubes enfrentados y desde ese momento hasta 1926 existieron dos entes que organizaban sus propios torneos: la Asociación Argentina de Football, donde permanecieron Boca, Huracán y varios clubes chicos hoy desaparecidos en su mayoría, y la Asociación Amateurs de Football, en la que se enrolaron los clubes más fuertes de la época (Racing, River, San Isidro) y prácticamente todos los que juegan en el presente militando en primera división. Con la ida de los clubes más grandes, Boca Juniors y Huracán aprovecharon para ganar cuanto título la Asociación Argentina pusiera en disputa. En tanto, en la Asociación Amateurs la compe­tencia era más reñida y por consiguiente los honores estuvieiron más repartidos .
A fines de 1926 y gracias a un laudo del presidente de la na­ción Marcelo T. de Alvear, las dos asociaciones se unificaron y desde 1927 se disputó el campeonato bajo los patrocinios de la Asociación Amateur Argentina que encabezaría Adrián Beccar Varela. Se trataba de una etapa en la que se impuso subrepticiamente un amateurismo "marrón", es decir, un profesionalismo disimulado, encubierto, en donde muchos futbolistas cobraban para jugar. No se resolvió nada. El problema principal era la gran cantidad de equipos que conformaban los torneos y el amateurismo encubierto. Se sabía que la mayoría de los jugadores recibían dinero sin contrato de por medio. Un jugador de Boca ganaba 100 pesos por partido; uno de Racing, 80; uno de River, 70; uno de San Lorenzo, 70 y uno de Huracán, 50.
Pero comienza la era del profesionalismo. Pese a la represión hay quienes no tenían temor de ir a una huelga bajo la dictadura militar del general Uriburu. Fueron los jugadores de fútbol quienes dijeron el 1 de abril de 1930 que de esa manera no se podía jugar más y colgaron los botines. Estaban hartos del amateurismo disimulado. El fútbol era un negocio para unos pocos. Los jugadores, reunidos en un verdadero sindicato de aquel tiempo, la Asociación Mutualista de Footballs, exigieron ser profesionales y dueños de su propia contratación, al margen de los clubes y se llegó a un acuerdo.
Mientras tanto, las divergencias ante este petitorio se acentuaron. Como consecuencia, el 10 de mayo de 1931 se reunieron los representantes de los clubes Atlanta, Boca, Chacarita, Estudiantes de La Plata, Huracán, Independiente, Platense, Quilmes, Lanús, Racing, River, Tigre, Vélez, Talleres, San Lorenzo, Argentinos Juniors y Ferro, con el fin de adoptar una actitud respecto a la implantación del football profesional, y después de deliberar ampliamente resolvieron declarar constituída la Liga Argentina de Football.
Es de hacer notar que tanto River como Independiente estuvieron a punto de no intervenir en la constitución de la nueva liga. El CASI, figura rutilante durante años, directamente desistió. Es que el espíritu amateur de importantes instituciones no se resignaba a morir, por lo que se seguiría organizando un torneo para aficionados hasta 1934 bajo los auspicios de la nuevamente llamada Asociación Argentina de Football. Pero, para 1935, el fútbol amateur no podía competir más con el profesional, y siendo absorbido por éste, pasó a configurar la división de ascenso. En ese momento nacía la Asociación del Football Argentino, que habría de controlar el desarrollo de los campeonatos hasta nuestros días, aunque sólo desde 1946 con el nom­bre de Asociación del Fútbol Argentino. Eduardo Larrandart, fue su primer presidente.
Los campeonatos profesionales fueron de dos ruedas desde 1931 hasta 1966, excepto el de 1934 que se estructuró en tres ruedas. El campeón de 1936 fue producto de una final entre el ganador de la primera rueda y el de la segunda. La reestructuración de 1967 determinó que se realizaran dos torneos por año: el Metropolita­no, con los clubes directamente afiliados a la AFA, y el Nacional, con la participación de equipos del interior del país. Este sistema continuó hasta 1985, cuando se volvió a disputar un úni­co campeonato de dos ruedas, pero empezando la temporada a mitad de año y finalizando a mitad del siguiente, tal cual es la usan­za europea. A partir de la temporada 1990/91, a la primera rueda se la llamó Apertura y a la segunda Clausura. En esa temporada, el campeón surgió de una final entre el vencedor de la primera rueda y el de la segunda, al igual que en 1936; pero desde la temporada 1991/92, cada rueda constituyó un campeonato indepen­diente y, por ende, hubo dos campeones por año.