8 de noviembre de 2008

Entremeses literarios (XI)

LOS DIENTES DE RAQUEL
Gabriel Jiménez Emán
Venezuela (1950)

Raquel mordió una manzana y todos sus dientes quedaron en ella. Fue a su casa con la boca sangrando a avisarle a su mamá. La mamá vino corriendo asustada a buscar los dientes de Raquel, y cuando llegó, los dientes se habían comido la manzana. La mamá quiso recogerlos, pero los dientes se levantaron y se comieron a Raquel y a la mamá.
Después, los dientes volvieron a la boca de Raquel, quien muy hambrienta corrió a pedirle a su mamá que le comprara una manzana.


EL OTRO
Manuel Díaz Martínez
Cuba (1936)

Me pidió permiso para sentarse a mi mesa y se sentó. Un surco ennegrecido le cruzaba la garganta. No pude evitar el calosfrío .
- ¿Le llama la atención mi cicatriz? -preguntó el joven.
- ¡Ah, no! -fue mi hipócrita respuesta.
- Es una desgracia que aún me tortura. Al final de la guerra me hicieron prisionero y un oficial me sableó. Me dieron por muerto, me abandonaron.
- ¿Al final de qué guerra?
- De la guerra contra España.
- ¿Cómo?
- De la guerra contra España.
Llamé al camarero. Le pedí la cuenta y agregué:
- Mire a ver qué desea tomar el señor.
- ¿Qué señor? -masculló el camarero.



EL CIGARRILLO
Rubén Tomassi

Argentina (1967)


Doblo la esquina. Busco en mis bolsillos. Tomo un cigarrillo. No tengo fósforos, tampoco encendedor. Veo una sombra cerca. Toco su espalda.
- Disculpe -le digo muy amable-. ¿Me da fuego?
El dragón, complaciente, me fulmina en una llamarada.



SOLIPSISTA
Fredric Brown

Estados Unidos (1906-1972)

Walter B. Jehovah, por cuyo nombre no pediré disculpas, pues así era de veras, había sido solipsista toda su vida. Solipsista, en caso de que usted no conozca la palabra, es el que cree que él es lo único que realmente existe, que las demás gentes y el universo en general sólo están en su imaginación y que, si dejara de imaginarlos, desaparecerían de inmediato.
Un día, Walter B. Jehovah se convirtió en solipsista practicante. En una semana, su esposa se había ido con otro hombre, había perdido el empleo como operario en los muelles y se había roto una pierna persiguiendo a un gato negro para que no se le cruzara en el camino. En la cama del hospital, decidió terminar con todo. Miró las estrellas por la ventana y deseó que dejasen de existir: ya no estaban. Luego deseó que dejasen de existir las demás personas: el hospital se volvió extrañamente silencioso. Luego, el mundo, y se encontró suspendido en el vacío. Se deshizo de su cuerpo con la misma facilidad y después dio el paso final: deseó no existir más. No ocurrió nada. Extrañado, pensó. ¿Habría un límite para el solipsismo?
- Sí -dijo una voz.
- Tú, ¿quién eres? -preguntó Walter B. Jehovah.
- Soy el que creó el universo que acabas de negar. Y ahora que has tomado mi lugar... -hubo un profundo suspiro- ... podré finalmente dejar de existir, encontrar el olvido y dejar que tú te encargues de todo.
- Pero... ¿cómo puedo hacer yo para dejar de existir? Eso es precisamente lo que estoy tratando de lograr.
- Si, ya lo sé -dijo la voz- tendrás que hacer lo mismo que hice yo: inventar un universo, esperar hasta que alguien en ese universo crea lo que tú creíste y desee hacerlo desaparecer. Entonces tú podrás retirarte y dejar que el otro se haga cargo. Ahora, adiós. Y la voz se fue.
Walter B. Jehovah estaba solo en el vacío y únicamente le quedaba una cosa por hacer: crear los cielos y la tierra. Le llevó siete días.



EL HOMBRE
Tadeusz Kantor
Polonia (1915-1990)

Vemos al hombre por primera vez cuando lo miramos acostado muerto en la calle. Cuando nos unen con el hombre las relaciones de la vida no lo vemos, somos iguales por el sólo hecho de estar vivos como él, somos iguales biológicamente... Pero cuando miro a un hombre muerto me encuentro ante un muro, o una barrera... Por primera vez vemos al hombre, cuando está muerto.


INFIDELIDAD A LA LUZ DE LA TEORIA DE LA RELATIVIDAD
Rene Avilés Fabila
México (1940)

Fue descubierto en plena infidelidad por su esposa (¡Y en mi propia casa, canalla!), pero no se preocupó mayor cosa: simplemente -recordando al viejo Einstein- avanzó a tal velocidad, a la de la luz, que regresó al punto anterior a la visita de su amante. Sin embargo, tuvo la sensación de que no había hecho el amor: comenzó a acariciar a la hermosa mujer y el pasado se reprodujo. Una vez que se amaron la esposa apareció en la recámara. De nuevo no tuvo más salida que moverse rápidamente y reinició el adulterio. Otra vez quiso evitar el terrible encuentro y fue imposible. Así quedó atrapado (condenado) dentro de un incómodo e infinito círculo vicioso. Todo por no aceptar la escenita de celos.


EL FUNCIONARIO ESCRUPULOSO
Ambrose Bierce

Estados Unidos (1842-1914)

Mientras un Inspector de ferrocarril cumplía esmeradamente con su trabajo de colocar obstáculos en las vías y desarreglar las señales, recibió la noticia de que el Presidente de la compañía estaba a punto de despedirlo por incompetente.
- ¡Santo Dios! -gritó el hombre-; hay más accidentes en toda mi zona que en el resto de la línea.
- El Presidente es muy quisquilloso -dijo el hombre que había traído la noticia-; piensa que se puede provocar la misma pérdida de vidas sin necesidad de dañar tanto las propiedades de la compañía.
- ¿Qué espera? ¿Que mate a tiros a los pasajeros por las ventanillas del tren? -exclamó el indignado funcionario, clavando una traviesa floja sobre las vías-. ¿Me toma por un asesino?



SEXA
Luis Veríssimo

Brasil (1936)

- Papá...
- ¿Hummm?
- ¿Cómo es el femenino de sexo?
- ¿Qué?
- El femenino de sexo.
- No tiene.
- ¿Sexo no tiene femenino?

- No.
- ¿Solo hay sexo masculino?
- Sí. Es decir, no. Existen dos sexos. Masculino y femenino.
- ¿Y cómo es el femenino de sexo?
- No tiene femenino. Sexo es siempre masculino.
- Pero tú mismo dijiste que hay sexo masculino y femenino.
- El sexo puede ser masculino o femenino. La palabra "sexo" es masculina. El sexo masculino, el sexo femenino.
- ¿No debería ser "la sexa"?
- No.
- ¿Por qué no?
- ¡Porque no! Disculpa. Porque no. "Sexo" es siempre masculino.
- ¿El sexo de la mujer es masculino?
- ¡Sí. ¡No! El sexo de la mujer es femenino.
- Y ¿cómo es el femenino?
- Sexo también. Igual al del hombre.
- ¿El sexo de la mujer es igual al del hombre?
- Sí. Es decir... Mira. Hay sexo masculino y sexo femenino ¿no es cierto?
- Sí.
- Son dos cosas diferentes.
- Entonces, ¿cómo es el femenino de sexo?
- Es igual al masculino.
- Pero; ¿no son diferentes?
- No. O, ¡sí! Pero la palabra es la misma. Cambia el sexo, pero no cambia la palabra.
- Pero entonces no cambia el sexo. Es siempre masculino.
- La palabra es masculina.
- No. "La palabra" es femenino. Si fuera masculino sería "el pal..."
- ¡Basta! Anda a jugar.
El muchacho sale y la madre entra. El padre comenta:
- Tenemos que vigilar al gurí...
- ¿Por qué?
- Sólo piensa en gramática.



NOVELA POLICIAL
Macedonio Fernández
Argentina (1874-1952)

Un pesquisa fervoroso, ya ascendido y jubilado, fue llamado por excepción para la pesquisa más difícil después de haber cumplido con éxito toda clase de difíciles. Pesquisar, buscar a cierto hombre honrado.
- Lo intentaré -dijo abrumado, sin esperanza.
Efectivamente, quince días después se suicidó.



VIDA DE PERROS
Julio Miranda
Cuba (1945)

Somos pobres. Nunca hemos podido tener un perro. ¡Y nos gustan tanto! Por eso decidimos turnarnos: cada uno haría de perro un día entero. Al principio nos dio un poco de vergüenza, sobre todo a mis padres. Lo imitaban muy mal. Algún ladrido y mucho olfatear. Yo era el que más gozaba, orinando donde quería. Pero se convirtió en una fiesta. Esperábamos que nos tocara, nerviosos. La noche antes ya se nos escapaba algún grrrr, algún guau. Mamá no se ocupaba de la casa. Papá no iba al trabajo. Yo me salvaba de la escuela. Y ellos se divertían más que yo, saltándose las reglas, mordiéndose y lamiéndose y rascándose y montándose encima y revolcándose, aunque a los dos no les tocara ser perro. Les decía que era trampa. Me mandaban al cuarto. La casa está hecha un asco. A papá lo botaron. Yo tengo que ir a clases, todas las mañanas, y luego las tareas. "Otro día haces de perro", me dicen, "otro día", riéndose.
No es justo.